Etiquetas

martes, 12 de marzo de 2019

¿Usted todavía me quiere?

Hace suficientes años para olvidar cuando fue, pero no tanto como para olvidar el hecho como tal; me hiciste esa pregunta. Quizá era la vida dándome otra oportunidad contigo, pero yo era demasiado estúpido para darme cuenta. No recuerdo exactamente qué te respondí, pero si recuerdo que te dije que aún lo hacía... Para ese punto, si me hubieses pedido que abandonara todo por ti, lo habría hecho, o al menos eso creo.

De hecho, todos esos años que estuve pensando en ti... Si durante esos primeros años en que te quise con tanto fervor, me hubieses pedido que me quedara; o una vez acá, me hubieses pedido que volviera por ti: no lo dudes ni un segundo, lo habría hecho.

Han pasado catorce años desde que te conocí. Desde entonces ha pasado un millón de cosas en tu vida y en la mía; hoy en día tienes una familia, se nota que eres feliz, y me alegro mucho de que lo seas, pero algo que es innegable es que hay un lugar en mi mente, en mi corazón especialmente para ti.

Durante el tiempo que estuve ausente seguí queriéndote durante mucho, sin embargo, yo debía seguir mi vida y enfocarme en mis cosas, no te niego que durante muchos años me olvidé del gran cariño que te tuve, estaba tan concentrado en mis propios asuntos que había dejado de mirar hacia el pasado. Pero todo cambió cuando un día reapareció el amargo recuerdo de mis errores en mi mente.

Recordé ese fuerte cariño y lo importante que fuiste para mí —mejor dicho, que eres para mí— desde entonces apareces cada tanto en mi sesera para imaginar cómo habría sido todo si no me hubiese dejado llevar por la cobardía. Pero tranquila, el sentimiento suele desaparecer.

Aunque cada vez, reviven más recuerdos.

Cómo aquella vez que me hablaste sobre lo mal que te fue con aquel muchacho, fue un episodio triste en tu vida, y para entonces yo no había vivido nada así, pero entendí tu tristeza y no pude evitar pensar que a mi lado no te habría pasado lo mismo. Algún tiempo más tarde fui a verte, me pediste un dibujo, y yo diligentemente lo hice, y te lo entregué en tus manos —espero que aún lo conserves—, fue ahí donde conocí a esa nueva persona, le hice una advertencia pueril sobre el cuidado que debía tener contigo... Me alegra que me haya hecho caso, y que seas tan feliz hoy; y por sobretodo, me alegra que el camino que recorriste haya sido tan corto, yo aún sigo andando.

Pero debo ser franco contigo también, durante mi ausencia quise a alguien más fuerte que a ti. Irónicamente, volviste a contar un fábula corta en mi vida poco tiempo después de este hecho.

Y, aunque me olvidé de ti luego de que tú misma decidieras cortar ese frágil hilo que te mantenía en mi vida; desde aquel cuento de una página, tú recuerdo emponzoña mi vida cada tanto y haces que me embriague de nostalgia y por consecuencia de otras sustancias más tradicionales, provocando que gaste esfuerzos vanos en volver a buscarte.

Al día de hoy tu rostro se permea en la superficie blanda de mi memoria, y si no fuera por esas fotos que aún conservo, quizá ya habría olvidado tu sonrisa. Sigues representando una parte importante de mi vida y formas parte esencial de la persona que soy y que he sido siempre.

Si el día de hoy me vuelves a preguntar lo mismo: Sí, aún te quiero, no de la misma manera que lo hacía entonces, pero aún lo hago.

-LJRA-

viernes, 1 de marzo de 2019

El pasado y sus nefastas consecuencias

Debo reconocerlo: la nostalgia no es necesariamente saludable, como todo en la vida, en exceso resulta incoveniente. Y es justo eso lo que me lleva a escribir esto... estoy embriagado de nostalgia, he bebido tanto de la charca de la memoria que he dejado de ser el yo de ahora y ha nacido en mí esta sensación de que nunca debí crecer... que nunca debí irme.

Una frase que se ha hecho muy popular en estoy días, y que, como tal, se ha convertido en un meme, pero que razón no le resta: «Dicen que uno siempre vuelve al lugar donde fue feliz», y quizá no se trate de volver per se... sino de querer hacerlo, aunque Sabina se moleste conmigo.

Y dada mi imposibilidad momentánea de regresar allí, a la ciudad que me acogió, la ciudad que me enseñó un montón de cosas, donde crecí, rabié y por sobre todo amé... el primer sitio al que sentí que pertenecía. Y que ahora me pesa no haberle sacado más provecho, no haber hecho más cosas; escribiré esta nota consumido por el dulce y amargo néctar de aquellos tiempos.¡Maldita vida rutinaria! ¡Maldito niño amargado! ¡Date cuenta de lo que haces! ... sólo... toma consejo, deja de desperdiciar la vida, que cuando te quieras dar cuenta ya será muy tarde para ti.

Durante mucho tiempo, creí que mi vida cambiante era una bendición, me gustaba la idea de ir acá a allá. Si tan sólo hubiese sabido lo doloroso de no ser de aquí ni de allá, me hubiera quedado ahí, donde para entonces no lo sabía, y mis ideas tontas de niño rebelde me impedían verlo, pero que definitivamente se alojaría en mi mente como mi lugar, mi húmedo, caluroso, lleno de mosquitos paraíso.

Y es justo ahí donde comienza esta historia...