Etiquetas

sábado, 16 de enero de 2016

Quizá me estoy volviendo más adulto

Hace mucho que no tenía esta sensación, el estar despierto tan solo porque mis pensamientos no me dejan dormir, mirando lejos, viendo el techo; pensando en que quizá debería colocar un estado en Facebook sobre mi miseria, pero recordando que mi orgullo me prohibe ciertas cosas, por eso quise aprovechar que tengo este espacio completamente público y escribir un poco, aun en contra de cualquier carencia de talento que tengo para ello.

A las más de dos de la mañana, sentado en mi cama, lejos del ventilador, con el computador en las piernas y mi hermano en la cama de al lado...
se llena mi cabeza de (quizá una cifra exagerada) cientos de pensamientos y recuerdos, sobre las cosas que han venido sucediendo últimamente, y es que siento que a medida que voy creciendo, y que me voy adentrando en la edad, comienzan a afectarme más, comienzo a fijarme más en los detalles y sacar conclusiones, quizá un poco precipitadas pero probablemente acertadas.

Nunca he sido una persona que crea en las palabras, las personas mienten; quizá es por eso que me gusta demostrar todo con hechos, no me basta decir algo, necesito demostrarlo... esta naturaleza propia es la que me hace mirar, recordar todas las cosas que se me han dicho, promesas que no se cumplieron, otras que no lo han hecho aún y que posiblemente no lo harán; camas frías, regalos no entregados; visitas ausentes, compañías vacías, mensajes hipócritas, deseos inexistentes, conductas efímeras que se pierden simplemente haciéndonos los pendejos. Al final, todo quizá son apuestas sin sentido, que hago dándole una oportunidad a un «qué tal si...» o talvez sólo quiero creer que las otras personas son como yo.

Creo que he dejado de lado mi espíritu rebelde y egoísta, he comenzado a fijarme en lo que succede en la vida de los demás, y es a lo mejor por eso que me siento así, debo reconocer que tengo envidia, parece que todos son felices, que todos tienen personas que se interesan por ellos, que crean tiempo para ellos, que les gusta compartir su tiempo real con ellos y que cuando no se puede le dejan siquiera un mensaje... yo no tengo tanto. En este punto ni siquiera sé qué es lo que debo pensar respecto a todo... la época de recibir consejos ya terminó.

Quizá lo que más odio de todo esto es que luego de haberme reconocido siento que me desconozco nuevamente, no hay razón coherente para sentirme de este modo, ni mucho menos darle importancia a la vida de los demás como si eso afectara en algo la mía... quizá sólo debo aceptar que algunas personas aprenden a hacerse una vida afortunada, y que otras simplemente compensamos premios con ausencias.

Y entre tantas cosas, que no son cientas, lo que menos comprendo es como pude llegar a odiar a alguien por algo que realmente no es su culpa, y que no hay una razón coherente para ello, conociéndome como me conozco sé que tan solo buscaba desviar la culpa de alguien a quien no quise odiar.

Todo esto son a fines reales pensamientos aleatorios de una persona que no sufre de insomnio.

2 comentarios:

  1. Buena frase:"quizá sólo debo aceptar que algunas personas aprenden a hacerse una vida afortunada, y que otras simplemente compensamos premios con ausencias".

    ResponderEliminar